FOTOGRAFÍA: LA OPINIÓN AUSTRAL

El año 2025 había iniciado de una forma trágica para toda la localidad, la cual quedó notablemente conmovida luego de que se diera a conocer el caso de un secuestro que tuvo como principal víctima a una joven de la ciudad de Río Gallegos quien, tras salir de un boliche bailable de la localidad, fue secuestrada y abusada por un hombre de 63 años de edad.

El terrible episodio tuvo lugar después de las celebraciones de año nuevo. La joven se encontraba junto a su hermano en un boliche de la ciudad cuando éste, por razones personales, decidió adelantarse a su hermana e irse antes del lugar. Si bien la joven no se encontraba sola dentro del lugar, ya que la acompañaba un grupo de amigos, luego si quedó sola y decidió tomarse un Uber para volver a su hogar. Sin embargo, con el paso de las horas, la joven había consumido diferentes bebidas alcohólicas que la hicieron emborracharse y encontrarse en un estado completamente vulnerable.

Debido a esto, la víctima se desorientó completamente y comenzó a circular sin un rumbo fijo en busca de dicho Uber llegando, en un punto del trayecto, al Juzgado de Paz ubicado entre las calles Chacabuco y Mitre. En ese momento, el hombre observó a la joven en tal estado de vulnerabilidad y decidió comenzar a seguirla. La joven comenzó a tropezar en el camino, ya que no podía mantenerse de pie, y el -ahora- condenado decidió agarrarla de la cintura y conducirla hasta su departamento, el cual lindaba con una conocida cadena de rotiserías de la ciudad, propiedad de los mismos jefes del hombre. En ese lugar, y según revelaría luego la investigación, abusó de ella.

La joven, fuera de si, despertó horas después junto a su abusador y solicitó comunicarse con su hermano, quien acudió rápidamente al lugar a buscar a su hermana. Tras esto, la familia concurrió a la Comisaría de la Mujer y Familia para realizar la correspondiente denuncia y, luego, al Hospital para llevar adelante una serie de análisis. A pesar de que la familia y la joven esperaban que dichos lugares estuvieran preparados por medio de un protocolo para confrontar este tipo de casos, esto no sucedió y la joven fue constantemente revictimizada dentro del nosocomio por el propio personal de salud: “La doctora que nos atendió no tenía capacitación para este tipo de casos. Casi nos entrega el Kit de Profilaxis Post-Exposición (PEP) sin explicarnos nada. Todo fue desordenado”, contó la madre de la víctima y aseguró que la profesional médico no poseía una perspectiva de género para poder abordar situaciones de esta índole.

Tras lo sucedido, el acusado fue detenido pero liberado al día siguiente, lo que generó un gran descontento por parte de la familia de la joven ya que temían que el hombre, de origen chileno, volviera a su país. Sin embargo, 72 horas después el abusador fue nuevamente detenido gracias a la intervención de los abogados querellantes.

Finalmente, luego de largos meses de investigaciones, se llevó adelante el juicio que tuvo como principal acusado al abusador, de apellido Pérez Pérez quien, ante las pruebas insoslayables de lo sucedido, decidió abreviar el juicio aceptando la culpabilidad de sus actos  y fue, finalmente, condenado a un total de siete años de prisión efectiva por el delito de abuso sexual.