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Especial Semana de la Lactancia: lactancia, una responsabilidad de todos

Argentina
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Durante muchos años, el peso de todo lo que conlleva el proceso de lactancia era puesto sobre los hombros de la madre. Hoy en día, ha prevalecido y se ha instalado la idea -a través de las distintas charlas y campañas de concientización- de que la lactancia no sólo es una responsabilidad de la madre sino también del padre, de la familia e inclusive de la sociedad. 

 

La lactancia -humana, no materna- es un hecho cultural y colectivo, una tarea que debe ser compartida y que genera un gran impacto en la salud, tanto de la persona que amamanta como de la persona recién nacida, tanto en lo inmediato como en la salud futura. Ante esto, se debe plantear un compromiso tanto como sociedad; por lo tanto se debe enfocar desde una dimensión que no sólo es familiar sino también laboral y social, debido a que para sostener la lactancia es necesario el acompañamiento de la familia, la pareja y todo el entorno cercano de la persona que amamante. 

 

En este marco Ciberperiodismo Javiera Nasser dialogó con Daniela Lafuente, puericultora de Río Gallegos, quien señaló que  -actualmente- en el país se está “empezando a trabajar un poquito el cambio de la mirada con respecto a la lactancia y nos referimos, por ejemplo, a la “lactancia materna”; una práctica que va a recaer más únicamente sobre la responsabilidad de una madre o de la cuidadora primaria”, indicó.

“Es una responsabilidad de todos, se debe quitar un poquito el peso sobre los hombros de la mujer y activar lo que son las responsabilidades del cuidado, que dentro de la alimentación es una responsabilidad del cuidado. Por eso hablamos de lactancia humana o leche humana y no lactancia materna o leche materna”, agregó.

Con los años, en el caso de las parejas heteroparentales, se ha comenzado a alentar a los hombres a desempeñar un papel más activo en la salud del bebé y la madre, teniendo en cuenta que el recargar toda la responsabilidad de la misma sobre los hombros de la madre es desacertado e inclusive contraproducente, ya que al conllevar ésta un gran desgaste físico, el estrés y la ansiedad pueden reducir considerablemente la producción de leche. Ante esto, se estimula a los padres a disponer de información sobre los procesos de lactancia para, de esta forma, entender lo que sucede con las mujeres, empatizar y de esta manera asumir ciertas tareas domésticas y brindar a la persona lactante el apoyo psíquico y físico que necesitan: “Es repartir lo que son los cuidados de crianza, copaternidad y maternidad. No es una responsabilidad que la lactancia se establezca y continúe en el tiempo únicamente para la persona que amamanta, sino que es algo que debe ser sostenido y acompañado por todo el entorno inmediato y obviamente el comunitario. Imagínatelo como un círculo que va desde la parte central que es la persona que amamanta con su bebé, su familia nuclear, su pareja si hay o el acompañante que esa persona elija, la familia directa, el entorno directo, los amigos y después el cuerpo profesional que vaya a acompañar el desarrollo de ese bebé y  así se va extendiendo este círculo imaginario a toda la comunidad”, puntualizó Lafuente.

 

“Ahí se incluyen también las políticas públicas que vayan a garantizar el acceso a la información para que realmente sea accesible”, agregó.

 

La lactancia materna es una responsabilidad compartida entre los progenitores. La salud y el bienestar de los niños podrían mejorarse haciendo frente a las desigualdades de género. 

 

 

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